Carne podrida.

La humanidad, constante,

empieza guerras…

como si fueran granos de pus,

ignorando que su espíritu,

igual que la carne,

se pudre al calor del odio.

No hay remedio,

las moscas acudirán al festín

de toda nuestra ignorancia.

y mientras lloramos,

nuestras lágrimas,

surcan la carne podrida.